domingo, noviembre 22, 2009

Vigesimoctavo Cómputo

El acariciar su pelo no es indicio de nada. No significa un atractivo físico o inmoral. No implica fantasías sexuales ni moteles en las afueras de la ciudad. No concluye en descorchar una botella y vaciarla en su vientre y en mi boca como si éstos fueran uno solo. Pero si la duda vuelve a formar parte indeleble de mi mirada, créeme; la mentira se extenderá más allá de mis dedos y labios.


El cielo será del color que yo elija. Acuoso e inmoral.
Tendrá que ser escrito por la oscuridad.
Para bailar en él.
Para que sea tocado por el viento
y acariciado por las copas de vino que nacen de mi mano.

Tu pelo tendrá la textura que yo elija. Político y sensual.
Estrictamente pensado y actuado
para formar parte de una nueva constelación
a la cual pondré tu nombre.
Y que será mía y será tuya. Y de nadie más.

El silencio tendrá el tono que yo elija. Amarillo e hipocondriaco.
Y ella tendrá el nombre de su silueta.
Y su sombra serán mi voz y mis ojos.
Y yo cantaré al universo a través de sus labios.
Y me perderé en ellos.
Y me perderé en ellos.

La poesía será del sabor que yo elija. Palpitante e incierta.
Yo soy el poeta.
Yo no escribo poesía.
Yo pervierto la palabra a mi antojo para que sea miel en tu oído;
para que sea orgasmo en tu pecho.
Yo la hago sensual, erótica;
que en tu mente se haga deseo.
Que en tu mente se haga placer y deseo.

El cielo será del color que yo elija.

martes, octubre 13, 2009

Vigesimoséptimo Cómputo

Canta para mí. No dejes de mover las caderas. Libera los labios. Relaja tus brazos. Gira tu cuerpo. Abre las piernas. Canta para mí.


"Karaoke"

Lucía es el tema principal,
en ella confluyen ciento veinte años de esquizofrenia,
en ella está inscrita la marca
de la familia Echegaray-Urreta;
en su vientre se encuentra el vestigio de la ninfomanía
y la falta de condones.

Helena es la canción triste. Nació en Troya
pero fue criada en un puterío de mala muerte en Madrid,
aunque nunca nadie conoció su origen;
nunca nadie la vio como una puta;
para todos ella era simplemente Helena, la que atiende los jueves.

Valeria es la canción alegre.
Alegre para los hombres admiradores de su locura sexual;
ella lo sabe, por eso corre desnuda por las calles,
dándole forma a la satisfacción infinita
que prodigan sus senos
y sus muslos desnudos.

Ana es la canción inteligible. Ella lee a Joyce,
Faulkner y Woolf
como quien lee el diario en las aburridas mañanas en el metro.
Yo la besaría,
la tocaría,
la violaría,
si de su boca saliese una canción hecha de cuerdas de arpa.

María es la canción virgen.
No necesita mayor explicación.

Belén es la canción ceremoniosa,
lenta, aburrida y aletargante;
como si su pelo estuviera hecho de piedra
y amarrado con flores.
Nada crece en ella si no es el deseo.
Nada cree en ella si no es el deseo.
Nada cierne en ella si no es el deseo.

Virginia es la canción última, en ella confluyen
todos los aneurismas y los cánceres;
en ella confluyen los bares cerrados, los ebrios en las cunetas
y los hijos no reconocidos.
En ella confluyen Lucía, Helena, Valeria,
Ana, María, Belén y Virginia.
En su boca está la entrada a su cama.
En su cuerpo desnudo la imagen del firmamento.
En su vientre el velo que separa la salvación y el infierno.

jueves, julio 23, 2009

Vigesimosexto Cómputo

La enfermedad es incurable. Un síntoma es la estupidez y el uso de palabras que comunmente nadie usa. Un síntoma es la claridad para ver las cosas de manera poco clara. Un efecto es el silencio que provoca. Un efecto es la risa puntiaguda de quien no entiende. Muy de vez en cuando suelen quedar huellas en tu piel, como la marca roja de la pasión de unos labios rojos. La enfermedad es incurable. Algunos la llaman poesía.


"A veces soy muy complicado..."

Busco lo que la poesía no puede darme,
lo que me entregan los cielos montañosos de mi estratosférica realidad,
busco el silencio,
busco el amor en el silencio,
busco un beso en el amor en el silencio,
busco la vida en un beso en el amor en el silencio. ¿Me entregarás ese beso?
¿Serás tú quien me muerda los labios, quien me apriete los sesos?

Busco lo que la poesía no puede darme, lo que encuentro,
sin embargo,
en cada palabra, todo aquello
que abunda en mi cuerpo cuando estoy tan cerca de ti,
cuando tu cuerpo hace contacto con el mío,
busco poesía que no se encuentra en la poesía.

Busco lo que la poesía no puede darme,
busco lo infinito, lo primordial, lo necesario para seguir viviendo y
¿qué es la vida si no lo tengo?,
busco lo acuoso, lo inmoral, la realidad maleable de ahogarme en tu cuerpo,
busco simplemente tu cuerpo.
¿Qué buscas tú?
¿Cuál es tu deseo?
¿Felicidad, amor, sexo, muerte? ¿Sólo muerte?
Sólo un poema yo puedo darte, sólo un beso y nada más.

Busco lo que la poesía no puede darme
y es que vivo,
estoy hecho de poesía y nada hay en mi cuerpo
que no contenga un verso de Lihn o Vallejo.
Discúlpame, sé que a veces soy muy complicado.
Es que me pongo muy Whitman para mis cosas.

jueves, julio 02, 2009

Vigesimoquinto Cómputo

En el proceso de recolección de una rosa es necesario tomar en cuenta la siguientes recomendaciones. Si sientes que no la merece, aún así consíguela. No la elijas pensando en ella, tus verdaderos pensamientos pueden quedar al descubierto. Ve directo hacia ella, sin distracciones que impliquen alcohol, droga o senos más grandes. No sonrías, esa cara de idiota mata cualquier sentimiento pasional. Sólo entrégala y ya. Si las ropas empiezan a caer, eso es parte de otro proceso.


No lo hagas sublime, hazlo carnal,
todo cuerpo, todo lujuria, quiero morder tu pierna
mientras tú besas la mía. Que no haya mariposas arcoiris
rondando tu piel, que no haya rayos de luz
acariciando tu cuerpo;
tu piel es sólo mía,
tu cuerpo me pertenece.

No lo hagas sentimental, lírico o semántico,
prosaico o vernáculo,
hazlo todo corporal, animal, que el sudor de tu cuerpo
sea el único verso que nos mantenga unidos.
No quiero amapolas, no quiero sentimientos de soledad
si tú no estás, no quiero
noches frías mirando la luna y deseando sentir tu cabeza en mi hombro.
Quiero tu cuerpo desnudo frente al mío,
dejándome ver cada centímetro de tu piel
que no esté siendo aprisionado por mis manos o mis labios.

No lo hagas sublime, hazlo erótico, sexual,
que la palabra amor no se pronuncie, que se haga materia,
que se haga baile horizontal. Hoy tus senos
serán la copa donde beberé la vida,
hoy tu entrepierna será el sitio donde descansarán mi alma y mi piel,
hoy sólo quiero de ti gemidos y orgasmos y nada más.

Quítate la ropa y entrégate.
Hoy no necesito poesía, mi única poesía serás tú.

viernes, mayo 29, 2009

Vigesimocuarto Cómputo

Hay tanta, tanta alegría. Y Carlos no lo sabía. Hay tantas y tan grandiosas oportunidades. Y Carlos no lo entendía. Hay tantas formas de amar. Y Carlos ni siquiera escuchaba. Hay tantas personas para amar. Y Carlos cerraba la puerta tras de sí.


"Santiago"

La ciudad tiene esos momentos, yo río
y sólo me dejo llevar por la brisa que besa mis ojos,
levanto el rostro, enciendo
el pito que guardan mis dedos, y me sumerjo
en una eterna sensación de vida.
Caerán ranas, las cloacas gritarán un poema envejecido de Baudelaire,
los transeúntes dejarán su huella
esparcida en el asfalto, y el ruido
no morirá en mis oídos.
Pasarán una tras otra mujeres que olvidando penas y sinsabores,
le regalarán una sonrisa a la noche,
a la luna,
bella,
hermosa luna,
aunque no sé, tal vez peco de ingenuidad
y esas sonrisas tienen dueño.
Volarán pieles frente a mis ojos, me besará el rocío,
tendrán mis manos y dedos
un rincón de piel donde guarnecerse
mientras mi boca se aplasta contra otra boca que apenas alcanza a decir te quiero.
Volveré a mi cama,
cuando mis ojos ya estén rojos y yo ya ni siquiera sepa
si es por el pito, el llanto
o el sueño, y poco me importará,
y es que ella no estará ahí
para darme una respuesta. Tampoco a la soledad.
Disculpadme.
Es que llueve, y yo me estoy poniendo melancólico.

domingo, mayo 03, 2009

Vigesimotercer Cómputo

Las luces bajan. Hay una rubia impresionante junto a la ventana. Habla con tres tipos a la vez. En realidad sólo los escucha y mueve su cabeza como si estuviera prestándoles atención. La miro cerca de dos minutos esperando que ella me regale una mirada. Ella me mira y sonríe. Los tres tipos se retiran derrotados y se dirigen hacia un grupo de tres señoritas que bailan una cumbia como si en eso se les fuera la vida. Ella se para y se dirige hacia mí. Pienso, esta es mi oportunidad. Se sienta a mi lado. Me habla de cosas banales y yo apenas logro sostener la mirada. Lleva su mano sigilosamente tras mi espalda. Me doy cuenta y la miro con sorpresa. Ella, vencida, finalmente me dice: disculpa, estás sentado sobre mi chaqueta.

domingo, abril 19, 2009

Vigesimosegundo Cómputo

Basta ver el cielo para saber que ya no es ayer. Basta ver la luna y contemplarla tan sólo cinco minutos para entender que todo aquello que fue ha muerto. Un solo mensaje y ella ya no está, se ha esfumado. Y esta vez es distinto. Esta vez yo también huyo. Pero hacia el otro lado.


Si supieras, si conocieras el placer de la vida,
tal vez no estarías aquí entrelazando tus dedos, mi pelo, tu corazón
y mi alma.
Tal vez no dejarías que ese suspiro
(sí, precisamente ese)
se colara entre cada frase que sale de tus labios
hacia mis oídos, de una forma tan etérea que se asemeja la vida,
se me asemeja la lluvia desnudando tu cuerpo.
Si conocieras, si supieras lo que es gozar de la vida,
tal vez no estarías aquí de una forma tan desnuda que casi no puedo verte,
tan ardiente que casi no puedo tocarte,
tan presente que no puedo, no quiero soltarte.
Si supieras, si conocieras el placer de la vida, tal vez no sería yo
el que estuviera aquí a tu lado, tal vez estaría dios,
o quizás el mundo completo cabría en tu pieza tan sólo para admirarte,
contemplarte cada vez que tus labios y tu piel
se entregan desnudos a la vida.

Si supieras, si entendieras el placer de la vida,
quizás tú y yo nunca nos hubiéramos conocido
y yo no tendría que escribir estos versos.

lunes, febrero 16, 2009

Vigesimoprimer Cómputo

Me gusta ver los canes caminar por las calles recorriendo descalzos un mundo que los detesta y les busca a cada minuto la dudosa dignidad de la muerte. Me gusta ver a las personas mientras comentan la comida de su restaurante favorito en un infinito festín de elocuencia, gula y malvivir. Pero me gusta sobretodo ver los espejos, los crueles espejos, despiadados archimagos que se jactan de mostrarme una realidad que no quiero ver. También me gusta romper espejos.


"Autorretrato"

Soy el anciano que corre sin ventaja la línea de la vida,
escapando del ojo opresor de una muerte
que cuando vea mi rostro sabrá corroer mi piel, arrancármela a pedazos,
mientras los tibios gusanos se apiadan de mí.

Soy el marinero errante que perdió el mar
y se arrastra en la tierra buscando ballenas blancas
y el suave perfume de las sirenas en las calles
y los prostíbulos.

Soy el ecuador, el punto medio de la vida.

Soy la mujer exuberante
e incapaz de contener en el pecho la vida,
o el amor,
o los hijos,
o la estúpida mirada perdida
de aquellas personas que filosofan a la luz de la luna.

Soy el claro expediente del silencio.
Fui asesinado.
Fui violado.
Tomaron mi páncreas y se lo llevaron a Johannesburgo.
Tomaron mi hígado y lo arrastraron por un hospital para enfermos psiquiátricos.
Fui golpeado.
Tomaron mi dignidad y la usaron para limpiarse el poto.

Soy el poeta, el amante de la palabra,
que camina por la ciudad escapando del ojo opresor de la muerte.
Y es que busco incansablemente una copa de vino
que alegre esto que atrevo a llamar vida.
Es que busco el amor en cada copa. Yo sé que algún día los labios
de esa que será mía, dejarán su huella en el mismo vaso
en el cual deposite la historia de mi vida.

Soy el anciano que corre sin ventaja.
Que cae y muere.
Y en cuya lápida no son necesarias las palabras ni las lágrimas.

lunes, febrero 02, 2009

Vigésimo Cómputo

Trátala con cariño, bésala tiernamente, dile cosas al oído que sean para ella más que simples palabras, hazla desearte hasta el más bajo de los instintos, y entonces tómala y dile que la amas, y cuando ella te corresponda tan sólo abre los ojos... y despierta.


Ella no será tuya.
Puedes mirarla, fijar tus ojos en ella de todas las formas posibles,
seguirla, acompañarla hasta en los momentos más difíciles,
tocarla, sentarte a su lado,
abrazarla, apretar su pecho contra el tuyo,
dejar que llore en tu hombro, besarla en la frente,
besar su pelo,
besarla en la mejilla,
en el cuello,
pero todo cuanto hagas no será suficiente.

Podrás verla contonearse mientras
de forma descarada te insinúa su escote,
para que estés absorto en ella, para su propia complacencia.
Podrás tomarla de la mano,
y caminar juntos para que todos observen que estás con ella,
pero ella es Pedro,
te negará tres veces antes que cante el gallo,
y créeme,
el gallo canta muchas veces los días de verano.

Podrás atrapar sus labios,
corregir su piel dándole la forma que desees
con el simple pulso de tus dedos.
Podrás tenerla entre tus brazos, hablarle al oído,
hacerle el amor
como si la palabra orgasmo estuviera escrita
en cada poro de su cuerpo. Tener su piel como arcilla maleable
para cada deseo tuyo;
pero eso no será suficiente,
ella no será tuya.

El amor, lo sabes, lo intuyes, como la vida, es así de definitivo.