sábado, octubre 22, 2011

Cuadragesimonoveno Cómputo

Frente a ella se paraba estoicamente, aguantando cada palabra, cada insulto, cada maldición, como queriendo decirle con los ojos que sus palabras no tenían ningún valor; igual, al terminar la jornada, ella estaría tirada en la cama, jadeante, pidiendo más.


"Termópilas"

El acto sexual debe ser violento.
Los hombres que pasan por ti debieran golpearte,
maltratarte,
maldecirte
y maltraerte.
Cualquier grado de sonoridad en tu garganta merecería una palmada.
Debiese haber castigo para tu sensualidad y calentura.
Debiese haber castigo para esa forma en que retuerces la cadera
cuando te sientas sobre tu amante
y revuelves su cuerpo como batidora en celo.
Debiese haber castigo para las obscenidades que dices
(y haces)
cada mañana, cada noche, cada día a las 23:46
cuando despides a tu amante y recibes al primer cliente.

Te llevaría tranquilamente al purgatorio o a la casa de tu madre
para que entendieras lo difícil que es que te salgas con la tuya,
con la de él, la de ella.
Conozco tus gustos de Safo,
y disfruto la morbosidad de descubrir una Termópilas en tus sábanas.
Un consomé griego.
Sé que tu cuerpo no resiste la bulimia carnal.
Sé cuánto te gusta.
Pero no se te puede castigar;
es el castigo lo que disfrutas.

miércoles, octubre 19, 2011

Cuadragesimoctavo Cómputo

Lo que está escrito no fue pensado para ser leído por ti. Sinceramente.


Esta era la palabra.
Se me escapaba escurridiza de la sien
y se anidaba en mi pecho para darte calor con cada abrazo.

Soñaba; y el sueño era una conversación entre ella (tú) y yo (yo),
en silencio,
expertos en encontrar las palabras precisas
para no decir nada.

Y bueno, ¿Harás que valga la pena el esfuerzo?
¿Te montarás en mis brazos para comerte mi cuello
mientras como tus senos?
Mi corazón es un timbal de grandes proporciones
que sólo se acalla para escuchar tu voz.
¿Ves?
También uso palabras llenas de lírica
y no de anatomía humana.

Me cansa la poesía.
Me cansa escribir palabras llenas de sentimiento
cuando lo único que deseo es escupir a alguien en sus zapatos.
Sé que a veces soy el único que te escucha,
pero te aclaro que mis intenciones son puramente eróticas.
No me confundas con pretenciones ulteriores, metáforas o metonimias.
Si para llevarte a la cama tengo que mentirte,
te vomitaré este poemario en la cara.