sábado, octubre 22, 2011

Cuadragesimonoveno Cómputo

Frente a ella se paraba estoicamente, aguantando cada palabra, cada insulto, cada maldición, como queriendo decirle con los ojos que sus palabras no tenían ningún valor; igual, al terminar la jornada, ella estaría tirada en la cama, jadeante, pidiendo más.


"Termópilas"

El acto sexual debe ser violento.
Los hombres que pasan por ti debieran golpearte,
maltratarte,
maldecirte
y maltraerte.
Cualquier grado de sonoridad en tu garganta merecería una palmada.
Debiese haber castigo para tu sensualidad y calentura.
Debiese haber castigo para esa forma en que retuerces la cadera
cuando te sientas sobre tu amante
y revuelves su cuerpo como batidora en celo.
Debiese haber castigo para las obscenidades que dices
(y haces)
cada mañana, cada noche, cada día a las 23:46
cuando despides a tu amante y recibes al primer cliente.

Te llevaría tranquilamente al purgatorio o a la casa de tu madre
para que entendieras lo difícil que es que te salgas con la tuya,
con la de él, la de ella.
Conozco tus gustos de Safo,
y disfruto la morbosidad de descubrir una Termópilas en tus sábanas.
Un consomé griego.
Sé que tu cuerpo no resiste la bulimia carnal.
Sé cuánto te gusta.
Pero no se te puede castigar;
es el castigo lo que disfrutas.

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