lunes, febrero 04, 2008

Decimotercer Cómputo

Era dios o buda, era el hombre, y habló su único profeta: Tú sabes que sería falso, tú sabes que sería un mentiroso, si yo fuera decirte, nena, no podríamos llegar más alto; vamos nena, enciende mi fuego, vamos nena, enciende mi fuego, trata de prenderle fuego a la noche... Y luego fue el silencio, la risa de dios o buda, la muerte de Jim Morrison, el profeta. Y dios o buda dijo: Come on baby, light my fire.


"Enciende mi fuego"

Enciéndeme el fuego, el aire, la tierra,
el hospital, la madre, el padre,
los hermanos, los abuelos, los demás parientes,
la concepción, el casi-aborto, los siete meses y medio,
la cesárea, el parto, la transfución de sangre, la vida,
las operaciones, el primer llanto, la primera sonrisa,
el primer abrazo, el cuerpo acostado,
los primeros pasos, la primera palabra, el primer vómito,
las enfermedades, los besos en la mejilla,
los abrazos, los golpes de puño, los goles del destino, la sien maltrecha,
los pensamientos,
los sentimientos, los juegos, la diversión, el otro llanto,
el crecimiento, el colegio, los compañeros,
los amigos, los profesores,
la pubertad, el silencio, el odio, las reflexiones sobre el suicidio,
el primer amor, el primer beso, el primer sexo,
(así, en orden de pálida importancia),
el segundo beso, el segundo sexo,
el tercer sexo,
el cuarto sexo,
el quinto,
el etcétera que simplifica veinte y casi un años de existencia,
los años, los cumpleaños,
la graduación, las pruebas,
materiales, deportivas y de vida,
los rechazos, los rechazos, los rechazos,
los rechazos y el dolor, los rechazos y la vergüenza,
los rechazos y el odio, los rechazos y la amargura de vivir,
los rechazos simplemente, la universidad,
los otros amigos, los otros compañeros, los otros profesores,
la misma vida, el mismo puerco silencio,
todo el llanto,
y luego dame las cenizas, con ellas mátame el cuerpo
y la existencia,
que me ahogue en ellas,
y lánzame al mar y al viento,
a la luz
y rézame en los setenta idiomas del hombre,
a los infinitos dioses del mundo,
que quiero darle una última mirada a la vida, y el primer beso a la muerte.