miércoles, abril 07, 2021

Quincuagesimoctavo Cómputo

A Heriberto Miguel Tapia Martínez


Te quiero mucho, Pelado. 
Te lo decía siempre y tú, siempre sonriente, 
me decías Yo también. 

Y luego nos abrazábamos, risas, y una cerveza, 
piscola o jote. 
O una paila de huevos. 
O un ceviche hecho por ti. 
Un asadito y reírse de las cosas que pasaron 
y las que podrían pasar. 
De mi viejo, tus hermanos, 
la familia, los amigos 
y las mujeres. 

Porque toda tu historia parecía una improvisación planificada. 
Toda la alegría de tu sencillez ocultaba las penas y sufrimiento pasado. 
Porque la experiencia parecía ser en tu vida 
un juego iluminado por tu sonrisa 
y la contradicción. 

Como dicen siempre ante el episodio de la muerte, 
no tengo recuerdo malo de ti. 
Porque hasta en la ira y la pena había que seguir sonriendo y vivir. 
Gracias, Pelado. 
Gracias por las risas y sonrisas. 
Gracias por encontrar siempre la forma de estar junto a mí. 
Te quiero mucho. 
Te extraño tanto. 
Gracias por ser por sobre todas las cosas y hasta el último día 
mi Tío Miguel. 

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